30/11/12 - FAPE.ES
Sin periodismo no hay democracia
El vicepresidente de FAPE (FAPE - Federación de Asociaciones de Periodistas de España), Aurelio Martín, se refiere en este artículo a la gravedad del momento por el que atraviesa el ejercicio profesional del periodismo y las fatales consecuencias que ello tiene para la democracia
En
estos días próximos a la celebración del aniversario de la Constitución
posiblemente coincidan con algún periodista exhibiendo en su solapa una
chapa con la inscripción: “Sin periodismo no hay democracia”. Sí, algo
que parece tan obvio, es preciso hacerlo llegar a los ciudadanos, para
que perciban la gravedad del momento por el que atraviesa el ejercicio
profesional y las fatales consecuencias que ello tiene para nuestra
democracia.
En
España, lamentablemente, nos encontramos en un momento en que ha
primado el resultado económico sobre el periodismo. Esto es lo que está
ocurriendo: algunos empresarios de los medios de comunicación olvidan
su compromiso social, se deshacen de planteamientos éticos y
mercantilizan la actividad, pese a que estén trabajando con una materia
tan sensible, como es ese derecho de los ciudadanos a la información
veraz. Han ganado dinero, han apostado en otras mesas de juego y,
cuando vienen mal dadas, se deshacen del talento y la profesionalidad,
para ceder ante prácticas de dudoso contenido ético, como contratar a
becarios sin experiencia y con salarios de miseria. El resultado ya lo
conocen, a punto de alcanzar 10.000 despidos en los tres últimos años,
hacia el 20% de los periodistas en activo –el 63% de los que quedaron
han aceptado una rebaja del sueldo-, y el cierre de más de 60 medios de
comunicación, con lo que eso conlleva de pérdida de pluralismo.
Con
esta precariedad difícilmente se podrán resistir las presiones de los
poderes, a la vez que hay que añadir prácticas de las instituciones
contra la libertad de expresión y el derecho de información, desde las
ruedas de prensa sin preguntas al reparto opaco de publicidad y dudosas
concesiones de licencias de radio o televisión, politizando los medios
públicos.
La
Constitución dota a los periodistas de instrumentos –clausula de
conciencia o secreto profesional- para que esta profesión esté regida
por códigos éticos que garanticen un periodismo libre e independiente.
Sin periodistas no hay periodismo. Imaginen por un momento quién podría
estar brindando con cava por la debilidad y el hundimiento de la
prensa. Háganlo antes de llorar cuando no haya democracia por la muerte
del periodismo.
Aurelio Martín